
Algún día de esta semana subo la crónica de ambas cosas, a su manera increíblemente geniales. El ballet con su disciplina, sus modales, su postura, su rigidez. El skateboarding con su libertad, su vida propia, su identidad y su actitud. Ambas generan enormes pasiones, ambas son placenteras de fotografiar y en ambas hubo buena compañia. :)
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